Peñarol ganó a puro sudor y Valverde encendió el Campeón del Siglo
- 08/09/25
- Andrés López
No fue la mejor noche de Peñarol en lo futbolístico, pero fue otra demostración de que este equipo está dispuesto a dejar todo para pelear hasta el final. Con un gol de Leo Fernández y mucho sufrimiento, el Carbonero venció 1-0 a Plaza Colonia en el Campeón del Siglo, aseguró la cima del Clausura en soledad y quedó a un punto de Nacional en la Anual.

El partido fue trabado, con un Plaza que mostró rebeldía y complicó más de lo esperado. El Manya generó poco y dependió de una jugada aislada: recuperación de Ignacio Sosa, remate potente del “10” y un rebote que descolocó al golero Reyes para decretar la ventaja. Fue suficiente, pero no sobró nada.
El sufrimiento apareció en el tramo final cuando Hernán Heras, tras intervención del VAR, cobró penal para Plaza. El remate de Lucas Carrizo se estrelló contra el travesaño y el CDS explotó en un grito de alivio. Fue sudar la gota gorda, pero la cima quedó asegurada.
El brillo desde la tribuna: Federico Valverde
Lo que el equipo no pudo mostrar en la cancha lo aportó desde la tribuna un gigante aurinegro. Federico Valverde, capitán de la selección uruguaya e hincha confeso de Peñarol, vivió el partido como un manya más, con su hijo en brazos, besándose el escudo y desatando la ovación más grande de la noche.
El gesto de Fede dejó claro que, aunque brille en el Real Madrid y sea referente de la Celeste, su corazón late a rayas aurinegras. Tras el pitazo final, hasta pidió jugar un rato a la pelota en el césped del Campeón del Siglo, mostrando su amor incondicional por los colores.

Lo que viene
Peñarol ganó sin lucidez, pero con carácter, y se mantiene en la pelea por todo. El Clausura está en sus manos y la Anual sigue al alcance, esperando un traspié del eterno rival. En un torneo donde cada punto vale oro, lo de anoche vale mucho más que tres unidades: es un mensaje claro de que este plantel está dispuesto a sufrir, ganar y seguir soñando con el bicampeonato.
El Campeón del Siglo no lució por el fútbol, pero sí por la pasión. Y esa, la de los hinchas y la de Valverde desde la tribuna, sigue siendo el motor que empuja a Peñarol.