Empate con sabor a derrota en Durazno: Peñarol se complicó solo
- 12/10/25
- Andrés López
Peñarol dejó escapar dos puntos fundamentales en su visita a Durazno. Fue empate ante Miramar Misiones, pero con sensación de derrota. Porque cada empate en el Campeonato Uruguayo es, en realidad, una pérdida para Peñarol, especialmente en un momento del torneo donde no había margen para otra cosa que ganar y ganar.
El fixture que tenía por delante el Carbonero era una oportunidad de oro: Miramar, Wanderers y Cerro. Nueve puntos al alcance, el camino despejado para cerrar el Clausura y asegurarse depender solo de sí mismo. Pero el equipo de Diego Aguirre volvió a tropezar donde no debía y se complicó la vida por errores propios.
Una chance inmejorable que se escapó
El empate no solo le impide a Peñarol despegar en el Clausura; también le hace perder terreno en la Tabla Anual, justo en la fecha donde podía trasladarle la presión al tradicional rival. Con el fallo del TAS pendiente, era una jornada clave para poner toda la responsabilidad del lado de enfrente. En cambio, el propio Peñarol se autotrasladó la presión.
Las decisiones de Aguirre bajo la lupa
El técnico volvió a equivocarse en la lectura inicial del partido. La insistencia en mantener a Maximiliano Silvera como titular ya no se justifica. No solo por su rendimiento, sino porque el jugador que espera en el banco —Matías Arezo— es, hoy, claramente superior.
Arezo volvió a demostrar su jerarquía: entró, cambió el ritmo y marcó la diferencia. Con él en cancha, Peñarol tiene gol, empuje y actitud. Con Silvera, en cambio, el equipo se vuelve predecible. Aguirre le erró otra vez, y no es la primera vez en este torneo.
Leo Fernández, lejos de su zona
Otro punto preocupante es el rol de Leonardo Fernández, que juega demasiado retrasado. Un futbolista con su pegada, pase y desequilibrio no puede pasar 90 minutos en la mitad de la cancha, tan lejos del área rival. Peñarol pierde peso ofensivo cuando su número 10 está más cerca de los zagueros que del arco contrario.
Problemas en defensa y laterales
El nivel de Pedro Milans sigue siendo bajo. Se lo nota desconcentrado, sin firmeza en la marca ni decisión al ir a los cruces. El penal cometido fue claro, sin discusión. Y lo más preocupante es que ya no tiene a Cabrera para cubrirle las espaldas, lo que deja a ese sector expuesto partido tras partido.
En la zaga, Emanuel Gularte aún no responde a las expectativas. Fue un pedido del entrenador, pero su rendimiento no justifica el lugar que ocupa ni las chances que deja pasar.
Un empate que duele más que una derrota
Peñarol rescató un punto —porque llegó a estar 0-2—, pero perdió dos en la lucha grande. Y pudo ser peor: Miramar tuvo el tercero en la última jugada. Fue un papelón a punto de consumarse ante uno de los equipos más flojos del torneo, candidato al descenso y con apenas una docena de puntos en la tabla.
Este resultado le abre la puerta a Torque, Defensor y Nacional para recortar distancias, y deja al Carbonero con la presión máxima en el Clausura.
La reacción no alcanza
Lo único rescatable fue la reacción del equipo en los minutos finales, empujado por Arezo, Diego García y un encendido Nahuel Herrera. Pero el carácter no alcanza cuando las decisiones tácticas y las elecciones de titulares no acompañan.
El Clausura sigue en manos de Peñarol, pero la Anual parece haberse escapado definitivamente. El margen de error se agotó. A partir de ahora, no hay lugar para más tropiezos.