Caída, errores y autocrítica: Belvedere expuso todas las costuras de Peñarol
- 20/06/25
- Andrés López
La derrota de Peñarol ante Liverpool por 3-2 en Belvedere fue mucho más que la pérdida de tres puntos. Fue una radiografía incómoda, un cachetazo táctico y emocional que dejó al equipo de Diego Aguirre a nueve puntos de Nacional en la Tabla Anual, cada vez más lejos del objetivo mínimo: el Campeonato Uruguayo.
Un equipo desdibujado
Luego de un primer tiempo donde se podría decir que Peñarol cumplió, asistimos a un segundo tiempo que fue un auténtico descalabro. Peñarol se cayó a pedazos en defensa y Liverpool aprovechó cada error, cada desajuste, cada duda. Fue como abrir una puerta sin llave: los negriazules entraron por todos lados.
Diego Aguirre, otra vez, volvió a mover piezas clave en momentos inoportunos. Sacó a Léo Coelho, el defensa más regular del año, para poner a un Javier Méndez que fue superado todo el partido. En el tercer gol, su salida a destiempo fue el principio de un papelón defensivo que completaron Herrera, Milans y un De Amores irreconocible.
La novela del arco
Y si hablamos del arco, la gestión fue aún más cuestionable. Arrancó con Martín Campaña, puso y sacó a Guillermo De Amores, les anunció la llegada de Fernando Muslera (que terminó en Estudiantes), y terminó generando un ambiente de absoluta desconfianza entre sus propios goleros. El resultado: manos flojas y goles evitables.
Decisiones que pesan
Las malas decisiones se acumulan:
- Se trajo a un Gastón Silva que apenas jugó 31 minutos.
- Se apostó por David Terans, con talento pero sin rol claro.
- Se insistió con extremos inconsistentes y se contrató a Villalba, que no alcanzó para ser titular.
- Alexander Machado no es un jugador para titular y parece que tampoco un revulsivo.
- Se dejó un plantel corto, todo condicionado por la gran apuesta de retener a Leo Fernández.
Una defensa sin alternativas
El pobre partido de Pedro Milans, sin competencia real por su lugar, la falta de respuesta de Olivera ante extremos rápidos como Kevin Amaro, y el doble 5 Sosa–Remedi lejos de su nivel, terminaron de mostrar todas las falencias estructurales de este plantel.
¿Hay salida?
Claro que sí. Pero el tiempo aprieta. Peñarol tiene que ganar el Clausura sí o sí para meterse en la definición del Uruguayo. Y mientras tanto, tiene por delante una serie durísima ante Racing de Avellaneda por Copa Libertadores.
Hacer una serie perfecta, meterse entre los ocho mejores del continente y reactivar el sueño internacional que le dé aire a un semestre que en lo local ya se empieza a parecer a una pesadilla.